Número de catálogo | RC-CF17 |
Resumen | Detección de antígenos específicos del coronavirus fenino en 15 minutos |
Principio | Ensayo inmunocromatográfico de un solo paso |
Objetivos de detección | Antígenos del coronavirus fenino |
Muestra | Heces feninas |
Tiempo de lectura | 10 ~ 15 minutos |
Sensibilidad | 95,0 % frente a RT-PCR |
Especificidad | 100,0 % frente a RT-PCR |
Cantidad | 1 caja (kit) = 10 dispositivos (embalaje individual) |
Contenido | Kit de prueba, tubos tampón, goteros desechables e hisopos de algodón |
Almacenamiento | Temperatura ambiente (entre 2 y 30 °C) |
Vencimiento | 24 meses después de la fabricación |
Precaución | Utilizar dentro de los 10 minutos siguientes a su apertura.Utilice la cantidad adecuada de muestra (0,1 ml de un gotero) Úselo después de 15 a 30 minutos a temperatura ambiente si se almacena en condiciones de frío. Considere los resultados de la prueba como inválidos después de 10 minutos |
El coronavirus felino (FCoV) es un virus que afecta el tracto intestinal de los gatos. Provoca una gastroenteritis similar al parvovirus. El FCoV es la segunda causa viral principal de diarrea felina, seguida del parvovirus canino (CPV) en la delantera. A diferencia del CPV, las infecciones por FCoV no suelen asociarse con altas tasas de mortalidad.
El FCoV es un virus de ARN monocatenario con una capa protectora grasa. Al estar recubierto por una membrana grasa, se inactiva con relativa facilidad con detergentes y desinfectantes de tipo solvente. Se propaga por la excreción del virus en las heces de perros infectados. La vía de infección más común es el contacto con materia fecal que contiene el virus. Los síntomas comienzan a manifestarse entre uno y cinco días después de la exposición. El perro se convierte en portador durante varias semanas tras la recuperación. El virus puede vivir en el ambiente durante varios meses. Una solución de Clorox, mezclada a razón de 113 ml (4 onzas) en un galón (4 galones) de agua, destruirá el virus.
El síntoma principal asociado con el CoVF es la diarrea. Como ocurre con la mayoría de las enfermedades infecciosas, los cachorros jóvenes se ven más afectados que los adultos. A diferencia del CoVF, los vómitos no son comunes. La diarrea tiende a ser menos profusa que la asociada con las infecciones por CoVF. Los signos clínicos del CoVF varían de leves e indetectables a graves y mortales. Los signos más comunes incluyen: depresión, fiebre, pérdida de apetito, vómitos y diarrea. La diarrea puede ser acuosa, de color naranja amarillento, sanguinolenta, mucoide y, por lo general, con un olor desagradable. En ocasiones, se producen muerte súbita y abortos. La duración de la enfermedad puede ser de entre 2 y 10 días. Aunque el CoVF se considera generalmente una causa más leve de diarrea que el CoVF, no hay forma de diferenciarlos sin pruebas de laboratorio. Tanto el CoVF como el CoVF causan la misma diarrea con un olor idéntico. La diarrea asociada con el CoVF suele durar varios días con una baja mortalidad. Para complicar el diagnóstico, muchos cachorros con un trastorno intestinal grave (enteritis) se ven afectados simultáneamente por el CoVF y el CoVF. Las tasas de mortalidad en cachorros infectados simultáneamente pueden acercarse al 90 por ciento.
Al igual que con Fenine FPV, no existe un tratamiento específico para el FCoV. Es fundamental evitar la deshidratación del paciente, especialmente en cachorros. Se debe forzar la ingesta de agua o administrar líquidos especialmente preparados por vía subcutánea o intravenosa para prevenir la deshidratación. Existen vacunas disponibles para proteger a cachorros y adultos de todas las edades contra el FCoV. En zonas con prevalencia del FCoV, los perros y cachorros deben mantener al día sus vacunas contra el FCoV a partir de las seis semanas de edad aproximadamente. La desinfección con desinfectantes comerciales es muy eficaz y debe practicarse en la cría, el aseo, el alojamiento en perreras y en hospitales.
Evitar el contacto entre perros o con objetos contaminados con el virus previene la infección. El hacinamiento, las instalaciones sucias, la agrupación de grandes cantidades de perros y cualquier tipo de estrés aumentan la probabilidad de brotes de esta enfermedad. Los coronavirus entéricos son moderadamente estables al calor, ácidos y desinfectantes, pero no tanto como el parvovirus.